Artesanía Salcedo está muy vinculada a la vida de Sevilla. Nuestros faroles de forja llenan los rincones más emblemáticos de la ciudad donde tienen lugar nuestras raíces. Por ejemplo, visitar el Palacio de las Dueñas significa encontrar nuestro sello en sus patios. De esta forma, somos parte de la historia de un edificio muy querido y apreciado por los sevillanos.
Su origen data de finales del siglo XV y principios del XVI. Por otro lado, su nombre lo tomó del desaparecido monasterio de Santa María de las Dueñas, que se encontraba en el solar colindante al palacio. Sin embargo, en sus comienzos era conocido como la casa-palacio de los Pineda.
Los Pineda, señores de Casa Bermeja, eran una de las familias más influyentes en Sevilla. Aún así, solo uno de ellos llegó a ser propietario del palacio, según la leyenda. Esta cuenta que Pedro de Pineda fue apresado por los musulmanes y su familia tuvo que vender el inmueble a Catalina de Ribera. La fundadora del Hospital de las Cinco Llagas adquirió Dueñas para dejárselo en herencia a su segundo hijo. Este hecho influiría en las semejanzas que guarda con la Casa Pilatos, pues pertenecía también a esta noble andaluza y lo legó a su primogénito.
En 1612, una sobrina de Catalina de Ribera contrae matrimonio con el sexto duque de Alba y aporta el palacio a los bienes maritales. Desde entonces y hasta nuestros días, ha pertenecido a la Casa de Alba. Cayetana Fitz-James Stuart ha sido la última inquilina. Su hijo Carlos, actual duque de Alba, ha dado la oportunidad de visitar el Palacio de las Dueñas a todos los sevillanos y turistas desde el año 2016.
Índice del contenidos
Un lugar para perderse por sus patios y jardines
El jardín de la entrada es el más conocido por todos. Todas las personas que pasan por la puerta exterior del palacio pueden disfrutar desde fuera de su asombrosa fachada plagada de buganvillas. Rosales, naranjos y limoneros son otro tipo de plantas que destacan entre la vegetación. Sin duda, un conjunto de flores y plantas que demuestran el estilo sevillano que caracteriza a la construcción.
En el patio principal de Dueñas, o patio de Las Palmeras, comenzamos a encontrar el sello de Salcedo Sevilla. Nuestro modelo «Rosario Cupin» destaca por su abundancia en las instalaciones. ¿Os suena? Es el farol de techo que también aparece en la serie La Otra Mirada.
Ya en la entrada del edificio, encontramos las caballerizas. Estas son de las más antiguas de la ciudad, pues existen desde el siglo XV. Como curiosidad, se dice que sus columnas pueden provenir de unos baños árabes que se encontraban allí. Otro dato llamativo es que en estas caballerizas solo se han usado mulas alazanas, pues se consideraba que los caballos estaban reservados para la realeza.
«Un huerto claro donde madura el limonero»
Tal es la belleza que caracteriza al palacio, que ha servido de inspiración a grandes poetas de la ciudad. Sobre todo para el gran Antonio Machado, que nació y vivió sus primeros años de vida entre sus paredes y jardines.
Este nexo entre Machado y Dueñas se debió a que su padre era por entonces el administrador de la finca. Un lugar que traía la inspiración al insigne poeta para hablar de sus memorias de niño: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y de un huerto claro donde madura el limonero».
Aquel Jardín del Limonero sigue intacto a día de hoy para disfrute de aquellos que quieran visitar el Palacio de las Dueñas. Un monumento en la entrada y un azulejo presidido por el farol «Calatrava» de Salcedo Sevilla son el resto de vestigios que rememoran el paso de Antonio Machado por este lugar.
La completa colección de obras de arte
Recorriendo sus salones y escaleras, podemos encontrar una pieza única de Artesanía Salcedo, el farol de techo «Góngora». Este modelo, basado en uno que se encuentra en la Plaza de España, destaca por su exclusividad y por fabricarse con materiales poco comunes. Por este motivo no existen muchos así.
De esta forma, nuestros faroles iluminan la extensa colección de obras de arte, abarcando numerosos estilos artísticos: clásico, renacentista, barroco, moderno…
Entre todas ellas habría que destacar las esculturas de Mariano Benlliure, así como los cuadros de José de Ribera y Luca Giordano. El salón largo, lugar de celebraciones de los Alba, está presidido por una de las joyas artísticas que pueden admirar todos los que quieran visitar el Palacio de las Dueñas. Nos referimos al enorme tapiz de Willen de Pannemaker, uno de los mejores del mundo. Está fabricado en hilo de plata, oro, seda y lana.
A los sevillanos les resultará curioso el llamado Salón de los Carteles. Debe su nombre a que sus paredes están ocupadas por carteles antiguos de las Fiestas de la Primavera de Sevilla. Resulta todo un espectáculo de color para la vista, mezclando numerosos tipos de diseños gráficos de finales del siglo XIX y principios del XX. Y para rematar, nuestro farol de techo «Erizo» forma parte de este salón tan costumbrista.
Sin lugar a dudas, el Palacio de las Dueñas es un tesoro en el centro de Sevilla que es digno de conocer. Si vais, fijaros en todas las maravillas que ofrece. Entre ellas, los faroles de forja de Artesanía Salcedo.