Existen lugares con un aura especial, donde la historia y la cultura se mezclan con la leyenda y una belleza única. Sin duda alguna, uno de esos lugares en Sevilla es la Casa de Pilatos, un palacio ubicado en el corazón de la ciudad y que nos ofrece uno de los más bellos conjuntos arquitectónicos, combinando el gótico-mudéjar con las proporciones clásicas del Renacimiento e incluso románticas.
¿Y por qué vamos a hablar de este edificio tan especial? Pues porque Artesanía Salcedo tiene el honor de estar presente con una serie de faroles y apliques, acordes a la imponente estética del monumento.
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La historia de la Casa de Pilatos
Su nombre real es Palacio de los Adelantados Mayores de Andalucía, aunque todo el mundo lo conoce como Casa de Pilatos. Su construcción data de finales del siglo XV y principios del XVI, gracias a la promoción de la familia Enríquez de Ribera. La época, así como la vinculación de esta familia con Italia, ocasionó una fusión de estilos arquitectónicos que se convirtió en tendencia en la ciudad, llegando a convertirse en un epicentro cultural e intelectual en la grandiosa Sevilla del Siglo de Oro.
A los estilos gótico-mudéjar y renacentista de la construcción inicial, se le sumó en el siglo XIX los toques románticos que introdujo la influencia de los Montpensier. Esta serie de circunstancias históricas y arquitectónicas ha convertido la Casa de Pilatos en un ejemplo de los palacios sevillanos que abundan en la ciudad de Sevilla, junto al Palacio de las Dueñas -que también fue propiedad de la familia Enríquez Ribera-.
Un palacio de arte y leyenda
Además de su arquitectura, la Casa Pilatos alberga una de las mayores colecciones patrimoniales en toda Sevilla, fruto de las influencias de las familias que han vivido en la casa y de la gran peregrinación a Tierra Santa que realizó Fadrique Enríquez de Ribera, quien introdujo el estilo renacentista en la ciudad.
La leyenda dice que este noble, durante su estancia en Jerusalén, comprobó que la distancia entre el Pretorio de Pilatos y el Monte Calvario era la misma que desde su palacio y el templete de la Cruz del Campo. Por eso, este tramo fue el germen de la Semana Santa sevillana actual y actualmente cuenta con unos característicos pasajes del Vía Crucis, representados con azulejos de varios Cristos. Además, en la Capilla de la Flagelación se conserva una supuesta réplica de la columna donde fue azotado Cristo, la cual fue un encargo del propio Don Fadrique, así como una escultura de arte paleocristiano del siglo III, procedente de las colecciones vaticanas.
Otro nombre destacado que se vincula con la historia del palacio es el de Fernando Afán de Ribera, quien ocupó cargos tan importantes como embajador ante la Santa Sede y virrey de Cataluña, Nápoles y Sicilia. Gracias a esta experiencia, en la Casa de Pilatos estuvieron obras tan importantes como la Magdalena de Artemisia Gentileschi o La mujer barbuda de José Ribera, de la que se conserva una reproducción en la que fue su primera ubicación.
Además, las crónicas del s. XVII afirman que Afán de Ribera recibió en Roma las cenizas del emperador Trajano y las envió a su vivienda sevillana. Por una serie de vicisitudes, estas fueron arrojadas a uno de los jardines, por lo que la leyenda afirma que los restos del gran emperador nacido en Itálica reposan en este lugar tan especial para la historia sevillana.
Faroles artesanales para la Casa de Pilatos
Y, entre tanto arte e historia, Artesanía Salcedo tiene su pequeño hueco en los patios y salones de la Casa de Pilatos, con faroles de techo y faroles con soporte como el Farol Cónsul o el Aplique Carmona.




